Brumas de octubre

¿Cuantos centímetros me separan del tiempo en que perdí la referencia? La pregunta puede que no tenga respuesta, e incluso puede que no tenga principio, ni fin, por supuesto. Siempre hay algo mensurable en los espacios que recorremos, esos difíciles de aprehender, sí, esos que se escriben con h. Los espacios oníricos que aprendimos a habitar, sin pretenderlo, sin percibir ni intuir que solo eran neblinas cicatrizadas ignotas. Brumas que intentamos capturar para colocarlas en el cajón correcto. Ese que todo lo explica y que, sin embargo, una vez abierto está vacío.

Se escapan las brumas por las grietas de la imperfección que me define.

¿Dónde están las ciencias exactas que todo lo explican?

Me pregunto mientras mis sentidos agarran con fuerza el pomo de la luna llena. La que mueve mareas, hace crecer las plantas y sana con su fértil circunferencia cualquier prejuicio pasado. No hay centímetros, no quedan referencias, el tiempo se diluye y un destello emerge.