Contar

Quieres detallar las magnitudes pero no sabes cuál sería la expresión correcta. Las significaciones pueden ser múltiplos en ellas mismas. Consideras las posibilidades de contar centímetros, de contar segundos, de contar… El término contar se encuentra en ese punto exacto entre la matemática y la narrativa. Y te fascina. ¿Se puede expresar en centímetros un sueño? ¿Se puede narrar un segundo? En el linde entre las ciencias exactas y la sintaxis que las conecta, paseas y juegas. Organizas los cálculos, una y otra vez, para reordenarlos entre la geometría que te podría explicar. Sabes que calcular es suponer y que los vectores, a veces, se escapan por recovecos insólitos. Y ríes, siempre ríes ante la maravilla de la fuga, de los cálculos desmontados, del desorden absoluto. El caos aparece para recordarte que no hay error posible. La vorágine te envuelve y te deslizas suavemente entre las formas ondulantes sin fin. Ya no sabes si quieres detallar nada. Te vistes de rojo y te acomodas justo en la mitad de esas líneas que tienen la medida exacta.