Detenida en el blanco

Suspendida en el instante del encuentro. La cera se va deshaciendo, despoblando cada una de sus lágrimas y, sin embargo, se respira una calma quieta. Todo se ha detenido en el blanco, en el confín de un horizonte venidero. Quieto, tranquilo, reposado. El paisaje podría parecer gélido y distante pero sabes que el blanco contiene a todo el arco iris en su seno. Aprendiste a girar el círculo cromático, hace algunos años… ¿lo recuerdas?. Sí, claro que te acuerdas y es entonces cuando invocas al color de Corinto, al cobalto y al ambarino para acicalar con tonalidades infinitas todas las estancias que habitas y danzar entre ellas. Entre los bailes alocados se han despertado todas las carcajadas que pueblan tu hogar. Y ríes con el alborozo del verano, mirando como florece el jardín de las delicias y los anhelos. El blanco irisado sonríe calmo y apacible sabiendo que el encuentro es sólo la excusa del hechizo, del apunte que puedes leer.