Palabras desmadejadas

Ha cambiado el año, estamos en otra estación y las palabras desmadejadas se van acumulando en los ángulos que se entrecruzan, una y otra vez, entre las medidas de los relatos embastados. Veintisiete letras, excluidas las dígrafas, en combinación tenaz, danzan entre las formas imprecisas del blanquecino espacio que las ve surgir. Te aproximas, sigilosamente. Escuchas el deambular entre las cuatro esquinas que las contienen y, también, sus risas al conformarse en misteriosas sonoridades incomprensibles.
¿En qué idioma hablan?
La etimología te explica que idioma es una forma particular de realizar, de confeccionar, de componer y crear bellos árboles sintácticos de relaciones infinitas. Ellas transforman en realidad esas esquinas que son puntos de fuga hacia espacios imposibles de imaginar.
No pueden ser ininteligibles. Miro y escucho detenidamente.
Las percibo.
Se dejan leer.
Una a una.
Letra a letra te descubres ideando nuevas fórmulas que, como las matemáticas, te permitan explorar esos espacios abstractos que ignoran las propiedades y capturan momentos. Sí, ahora ríes con ellas, danzas y caminas las esquinas para celebrar los instantes, su vuelta, el cambio de año y de la estación porvenir.